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Aemon al Caar al Thorin
Aemon
Información cronológica
Primera mención EODM 9
Última mención CEL 51
Información biográfica
Nombre completo Aemon al Caar al Thorin
Nacionalidad Manetheren
Información política
Título Rey de Manetheren
Rango Rey
Gaidin
Descripción física
Género Hombre
Familia
Thorin al Toren al Ban (abuelo)
Caar al Thorin al Toren (padre)
Eldrene ay Ellan ay Carlan (esposa)
Vínculos
Eldrene ay Ellan ay Carlan (Aes Sedai)

Aemon al Caar al Thorin fue el último y más famoso rey de Manetheren, uno de los reinos más prósperos y poderosos en la época de las Diez Naciones. Como indica su nombre, Aemon era hijo de Caar y éste a su vez hijo de Thorin. Es probable, aunque no confirmado, que Aemon sucediera directamente a su abuelo Thorin en el trono de Manetheren, ya que se cree que Caar no llegó a ser coronado. La esposa de Aemon fue la bella y gentil Eldrene, conocida con el sobrenombre de "Rosa del Sol".

Historia[]

La Guerra de los Trollocs llevaba doscientos años asolando las Tierras Occidentales en la época en que Aemon y Eldrene gobernaban Manetheren. Sus ejércitos eran considerados los más aguerridos y honorables en el campo de batalla, y los Engendros de la Sombra temblaban ante la sola mención del cuerpo de elite, la Compañía de la Mano Roja, dirigida personalmente por el rey Aemon. Bajo el estandarte del Águila Roja, Aemon y sus tropas tomaron parte de la Batalla del Campo de Bekkar cuando tuvieron noticia de un enorme contingente de Trollocs que se dirigía al sur, a aplastar Manetheren. Aemon y los suyos emprendieron un precipitado regreso a sus tierras, aun a sabiendas de que lo más probable es que no llegaran a tiempo y sólo pudiesen contemplar los restos de sus hogares arrasados.

Contra todo pronóstico, los ejércitos de Manetheren cubrieron la distancia entre el Campo de Bekkar y el Tarendrelle antes que sus enemigos, a costa de correr día y noche hasta llegar con los suyos. Inmediatamente después de pudieran instalarse, hicieron su aparición cientos de miles de Trollocs y Amigos Siniestros comandados por Myrddraal y Señores del Espanto y enarbolando el estandarte de su líder, Ba'alzamon. Viéndose ampliamente superados en número por las fuerzas de la Sombra, Aemon despachó mensajes de socorro con la esperanza de que en tres días pudiesen llegar refuerzos. Durante esos tres días y otras jornadas más, Aemon consiguió resistir en la sangrienta Batalla del Tarendrelle, mas finalmente no tuvo más remedio que retirarse y optar por reagruparse unas millas al sur, en lo que sería la confrontación final. Como más tarde se revelaría, Manetheren había sido traicionada, y buena parte de la culpa recayó sobre la mismísima Sede Amyrlin, Tetsuan, que al parecer estaba celosa de la reina Eldrene.

El monarca esperaba haber dado tiempo suficiente a la población civil de cruzar las Montañas de la Niebla y ponerse a resguardo, mas no fueron pocas las personas que rechazaron esta oportunidad y prefirieron sacrificarse junto a su rey, dispuestos a entregarlo todo por Manetheren y su legado. Aemon y los suyos ofrecieron una postrer resistencia a la Sombra en la llamada Batalla del Campo de Aemon, en el mismo lugar cuyo nombre acabaría deformándose y convirtiéndose en Campo de Emond unos siglos más adelante. Aemon cayó en este lugar, y con él la Compañía de la Mano Roja y el resto de los valientes soldados de Manetheren, que habían llegado a ser conocidos como "la espina en el pie del Oscuro". Eldrene sintió la muerte de su marido en el mismo momento en que ésta se produjo, ya que el monarca era su Guardián y, cegada por el dolor y la ira, desplegó una cantidad de Poder Único tan enorme que barrió a los ejércitos de la Sombra, a costa de su propia vida. Manetheren no se repuso jamás, mas su recuerdo siguió vivo en muchos sitios y su leyenda perduró.

Trivia[]

  • Más de dos mil años después de la muerte de Aemon, Mat Cauthon fundó una nueva Compañía de la Mano Roja, en memoria de Manetheren. Entre sus recuerdos se encuentran vivencias del propio Aemon luchando con los Trollocs por su reino.
  • El coraje de Aemon era tan valorado que, incluso entre sus enemigos, era un auténtico cumplido decir a alguien que poseía "el corazón de Aemon".
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