Alliandre Kigarin | |||
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Información cronológica | |||
Primera mención | EODM 26 | ||
Primera aparición | EODM 40 | ||
Última aparición | URDL 37 | ||
Información biográfica | |||
Nombre completo | Alliandre Maritha Kigarin | ||
Nacionalidad | Ghealdan | ||
Información política | |||
Título | Lady Reina de Ghealdan (¿IV? - XIV) | ||
Rango | Reina (¿IV? - XIV) | ||
Afiliación | Dragón Renacido (VIII - XIV) Perrin Aybara (VIII - XIV) | ||
Ocupación | Reina de Ghealdan (¿IV? - XIV) Gai'shain (IX - XI) | ||
Descripción física | |||
Género | Mujer | ||
Estatura | Baja | ||
Pelo | Oscuro y largo | ||
Ojos | Oscuros |
Alliandre Maritha Kigarin, reina de Ghealdan por la Gracia de la Luz y Defensora del Muro de Garen, es una mujer que sube al trono de su nación en una precaria situación en la que para mantenerse no tendrá más remedio que intentar contentar a todos los bandos que luchan en sus tierras y en las proximidades por hacerse con el control.
Apariencia[]
La reina Alliandre es descrita como una mujer de edad mediana, de baja estatura y que podría ser considerada bonita de no ser por su nariz, quizás demasiado larga. Tiene el pelo oscuro y muy largo, tanto como para cubrirle la totalidad de la espalda. Seguramente a consecuencia de un error de Brandon Sanderson, en Torres de Medianoche se dice que sus cabellos son dorados, mas en las descripciones de Robert Jordan se señala en más de una ocasión su tonalidad oscura. La monarca ghealdana se preocupa mucho por su aspecto y es algo presumida, por lo que cuida mucho su apariencia y trata de estar impecable, luciendo elegantes pero sobrios vestidos siempre que la ocasión lo merece.
Historia[]
No se sabe nada acerca de los orígenes de Alliandre, más allá de que seguramente sea de ascendencia noble pero que no estaba destinada a reinar. De hecho, subió al trono en 999 NE en un momento crítico para su nación, que desde el levantamiento de Logain Ablar llevaba varios años sumida en el caos y el desorden, siendo la cuarta persona en ser coronada en menos de seis meses. Después del "accidente de caza" del rey Johanin, el asesinato de Ellizelle y la abdicación forzada de Teresia, Alliandre se convierte en reina de Ghealdan cuando su país es escenario de las luchas entre los Hijos de la Luz y los Juramentados del Dragón, sin que exista una autoridad ni un ejército lo suficientemente fuertes como para hacer cumplir el orden y la ley.
Sinopsis[]
Cielo en llamas[]
Alliandre, al contrario que sus antecesores, es bien consciente de lo peligroso que es Masema Dagar, el Profeta, por lo que intenta aplacarle y mantenerle contento para asegurar no sólo su trono, sino su propia supervivencia. Conocedora de su debilidad y dependencia de fuerzas que la sobrepasan, Alliandre hace todo lo posible para mantenerse en su posición, y por ello no duda en presentarse ante Masema en Samara, tratarle con sumo respeto, prácticamente humillándose ante él y entregándole sus joyas como prueba del sometimiento de Ghealdan al Profeta y a sus seguidores. Esta escena es contemplada por Nynaeve al'Meara, quien no descubre que aquella mujer es la propia Alliandre hasta algo más tarde, comprendiendo entonces la necesidad de la reina de recurrir a estas acciones para asegurar que ella y su pueblo salgan lo menos perjudicados posibles de la amarga situación que atraviesan.
El Señor del Caos[]
Se tiene constancia de que Alliandre es una de las dirigentes que recibe carta de la Sede Amyrlin Elaida a'Roihan en la que es invitada a refugiarse en la Torre Blanca, pero finalmente opta por alinearse con el Dragón Renacido. En una arriesgada carta escrita con su puño y letra, Alliandre trata a Rand al'Thor con términos familiares y amistosos, y deja entrever que Ghealdan le apoyará, pero que no puede significarse más por su causa mientras el Profeta y los Hijos de la Luz la mantengan contra las cuerdas. Esta carta cumple su cometido, y al cabo de unos meses Rand envía a Ghealdan a gente de su más absoluta confianza para ayudar a Alliandre.
El Camino de Dagas[]

Alliandre y sus fieles se encuentran acantonados en la ciudad de Bethal cuando acude a su presencia la Principal de Mayene, Berelain sur Paendrag Paeron, quien le anuncia que el Dragón Renacido la apoya y ha enviado a Ghealdan a su amigo Perrin Aybara. Alliandre acude de inmediato a ver a Perrin y, sorprendiendo a todos los presentes, jura fidelidad al propio Perrin y, a través de él, a Rand al'Thor. Probablemente la reina ghealdana actúe de esta forma a consecuencia de la influencia ta'veren de Perrin, mas lo cierto es que de ese mismo momento Ghealdan queda a todos los efectos supedita al propio Perrin y pasa a formar parte del bloque de naciones seguidoras del Dragón Renacido.
En los días posteriores Alliandre se niega a separarse de Perrin mientras el Profeta siga campando a sus anchas, y pasa la mayor parte del tiempo con Berelain y Faile Bashere, la esposa de Perrin. Precisamente, mientras Perrin está fuera negociando con el Profeta, las mujeres se entretienen practicando cetrería cuando son atacadas por los Shaido Aiel, que las hacen prisioneras. Berelain consigue escapar, pero Faile y Alliandre son capturadas, junto con Maighdin Dorlain, Chiad, Bain, Arrela y Lacile.
El Corazón del Invierno[]
Las cautivas son desnudadas y forzadas a caminar hasta la extenuación y el borde de la congelación hasta ser llevadas a presencia de Sevanna. Alliandre y Maighdin son las que más se resisten, y son golpeadas por los Shaido hasta que se aseguran de su docilidad. Sevanna reclama para sí misma como gai'shain a Faile, Alliandre y Maighdin, francamente impresionada de tener entre sus siervos a una reina y a una dama a la que la misma reina considera superior a ella. De esta forma comienza una durísima experiencia para todas, en la que no sólo no tendrán más remedio que someterse a los Shaido y a los caprichos de Sevanna, sino que se ven involucradas en las pujas de poder intestinas en el clan, al ordenarles Therava que espíe a Sevanna a sus espaldas. Por si esto no fuera suficiente, Galina Casban las amenaza con delatar la identidad del marido de Faile a los Shaido si no consiguen escamotear el vinculador, un valioso objeto que guarda la temible Therava entre sus pertenencias.
Encrucijada en el crepúsculo[]
Las agotadoras jornadas como gai'shain mantienen unidas en la desgracia a Faile, Alliandre y Maighdin, sin importar sus diferentes orígenes y circunstancias, y siempre con las miras puestas en poder escapar. Este es el tema que trata la reina de Ghealdan con Faile cuando ésta lleva ropa a lavar, y queda constatado el nerviosismo y la preocupación ante la posibilidad de huir. La voluntad de Alliandre está a punto de quebrantarse por el trato recibido por los Shaido, y sólo la mantiene entera la promesa de Faile de que escaparán y se reunirán con Perrin a no mucho tardar.
Cuchillo de sueños[]

Alliandre
Faile y las demás cumplen su parte de lo prometido y entregan el vinculador a Galina, con la esperanza de que las Aes Sedai las ayude a escapar. Sin embargo, ésta les tiende una trampa y huye ella sola, dejando a Faile, Alliandre y las otras encerradas en el sótano de una casa en ruinas a punto de colapsar. Haciendo uso de la mínima fuerza que posee en el Poder Único, Maighdin encauza y trata de mover un pañuelo rojo con el que poder alertar a alguien. Al cabo de varias horas, y tras agotadores esfuerzos, su presencia es descubierta por los gai'shain amigos de Faile, comandados por Aravine Carnel, quienes acuden en su rescate junto con los Mera'din Rolan, Jhoradin y Kinhuin.
Aquel mismo día la coalición de las fuerzas de Perrin, el Profeta y los seanchan atacan conjuntamente la ciudad de Malden, diezmando a los Shaido y capturando a Sevanna. Perrin se reencuentra por fin con su amada Faile, y tanto ella como los otros gai'shain son liberados. Alliandre dedica una deslumbrante sonrisa de agradecimiento a Perrin cuando le es presentada a la general seanchan Tylee Khirgan y éste afirme con tozudez que Ghealdan y sus fronteras están bajo su protección personal.
La tormenta[]
Reunida de nuevo con Gerard Arganda y sus soldados, y ya libre para siempre de la amenaza del Profeta, Alliandre comienza a sentirse fuerte de nuevo, pero aún teme quedarse sola y sin apoyos, por lo que prefiere permanecer con Perrin. Pese a ello, tanto Perrin como Arganda son de la opinión de que Alliandre debe regresar a Jehannah, la capital, y allí reponerse y recuperar el control del país sin que vuelva a verse involucrada de una forma tan directa en lo que ocurre a su alrededor. Debido a ello, Perrin ordena que sus fuerzas se pongan en marcha lo más rápido posible y se dirijan de vuelta a Ghealdan. La experiencia con los Shaido sigue aún viva en el recuerdo, y Alliandre no se opone a abandonar Malden y regresar a su tierra, mientras esté acompañada. Al iniciar el camino, ella, Faile, Arrela y Lacile se reúnen en secreto en el bosque para realizar una pequeña ceremonia en recuerdo de los Aiel que las ayudaron durante su cautiverio, Rolan, Jhoradin, Kinhuin y Marthea.
Torres de Medianoche[]
A medida que Perrin y los suyos se adentran en Ghealdan, queda patente la inminencia de la Última Batalla, con perturbadores fenómenos a su alrededor que muestran a las claras que el Oscuro está influenciando cada vez más el Entramado. La reina Alliandre insiste en acompañar a Perrin a Andor, pero éste se muestra tajante en su negativa hasta que se topan con el ejército de los Hijos de la Luz, que les cierran el paso. La monarca ghealdana es testigo del encuentro entre Perrin y Galad Damodred, y del momento en que la doncella Maighdin resulta ser la mismísima reina Morgase Trakand, una revelación que disgusta tanto a Faile como Alliandre, que consideran que su confianza ha sido traicionada, después de los duros momentos que pasaron las tres juntas como gai'shain.
A fin de solucionar sus problemas con los Hijos de la Luz, Perrin accede a someterse a un juicio siempre que éste sea presidido por Morgase. Faile, Berelain y Alliandre se sientan juntas y presencian con preocupación y enorme interés lo que ocurre, enfadándose aún más con Morgase cuando ésta haya culpable a Perrin de haber matado a dos Capas Blancas, aunque suavice las circunstancias bajo las que ocurrieron los hechos. Más adelante, Alliandre es parte de la multitud que contempla la forja del martillo Mah'alleinir, pero no interviene en la siguiente batalla por deseo expreso de Perrin, quien se lanza contra los Engendros de la Sombra en rescate de los Hijos de la Luz. Este gesto resulta determinante para que Galad y los suyos se sumen, cuando nadie lo esperaba, a los ya de por sí variopintos seguidores de Perrin, compuestos por hombres de Ghealdan, Mayene, Dos Ríos, Aiel y la recién fundada Guardia del Lobo.
Finalmente, cuando los Asha'man que los acompañan recuperan las fuerzas para abrir accesos, Alliandre convence a Perrin de que le deje acompañarle, y éste la lleva consigo y con Faile a Caemlyn, a entrevistarse con la reina Elayne Trakand. Gracias a la mediación de Morgase, Elayne consiente en que Dos Ríos se administrado a partir de entonces por Perrin y sus descendientes, pero insiste en la necesidad de forjar una alianza, a la que no duda en unirse Alliandre representando a Ghealdan. Sabiendo que es el socio más débil de una posible coalición entre Andor, Cairhien, Saldaea y Dos Ríos, Alliandre sólo ve ventajas en esta alianza, en especial de cara a lo que parece ser un inevitable enfrentamiento con los seanchan. Después de este encuentro, cuando llega la fecha prevista, Perrin Viaja a Campo de Merrilor acompañado de Faile, Berelain, Alliandre, Galad y todas sus tropas, al encuentro que han organizado el Dragón Renacido y la Sede Amyrlin.
Un recuerdo de Luz[]
La reina Alliandre, junto al resto de gobernantes de las Tierras Occidentales salvo los seanchan, toma parte de la asamblea en la que Rand al'Thor y Egwene al'Vere discuten acerca de la necesidad de romper o no los sellos que aún retienen al Oscuro e impiden que entre en el mundo. Alliandre, junto a otros líderes como Perrin, Berelain y los monarcas de las Tierras Fronterizas, es partidaria de Rand. La oposición frontal de la Sede Amyrlin al Dragón Renacido está a punto de quebrar cualquier intento de alianza en la Última Batalla aun antes de que las fuerzas de la Luz puedan dar respuesta a la invasión iniciada por la Sombra, pero antes de que se escenifique la ruptura entre las dos facciones Moraine Damodred llega a Campo de Merrilor y consigue convencer a Egwene y sus partidarios citándoles fragmentos de las Profecías del Dragón. Gracias a la intervención de Moraine, Alliandre y los otros líderes acuerdan firmar la Paz del Dragón, el documento que Rand les exige que aprueben como condición de su sacrificio en Shayol Ghul.
Tras la división de las fuerzas de la Luz en cuatro frentes, el ejército de Ghealdan engrosa el Frente de Andor, dirigido por la reina Elayne, y cuyo principal objetivo es aniquilar lo antes posible a los Engendros de la Sombra que han arrasado Caemlyn y desde su privilegiada situación son una constante amenaza a la coalición abanderada por el Dragón. Pese a las recomendaciones de Arganda, Alliandre se niega a acompañar a Berelain a Mayene e insiste en permanecer junto a los suyos, probablemente siguiendo el ejemplo de Elayne. A lo largo de todas las escaramuzas de este frente y aun después, durante la Batalla de Campo de Merrilor, Alliandre continúa al lado de las fuerzas ghealdanas como una fuente de inspiración y motivación en el momento más crítico del desafío al que se enfrenta la Humanidad.
Personalidad[]
En claro contraste con otras reinas fuertes y de gran determinación como Morgase o Elayne, Alliandre es uno de los mejores ejemplos de una monarca que sabe perfectamente cuáles son sus limitaciones y hace todo lo posible por sobrevivir en un ambiente hostil sin llamar la atención. Ella misma reconoce que su reino es poco importante y al inicio de su mandato apenas reúne poder para gobernar sobre su país, por lo que se centra en subsistir y en evitar males mayores, teniendo mucho cuidado en realizar movimientos que la pongan en peligro, a ella y a su pueblo. Alliandre es una mujer tímida y callada, pero no por ello menos orgullosa, y está acostumbrada a ser tratada con un mínimo de respeto, dada su condición. Además, la monarca ghealdana tiene una mentalidad muy práctica y realista, con los pies en la tierra. Muestra de ello es la curiosa escena en la que no duda en esconder algunas telas con las que poder hacerse un bonito vestido en lugar de usar el tejido para hacer vendas.