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Galad 4

Galad Damodred

La Batalla de la calzada de Jehannah es un enfrentamiento acaecido a finales de la primavera de 1000 NE, a sólo unas semanas del comienzo de la Última Batalla. En ella las fuerzas comandadas por Perrin Aybara acudieron en auxilio de los Hijos de la Luz contra los Engendros de la Sombra, desbaratando uno de los últimos resortes que habían sido dispuestos como una elaborada trampa a él mismo por un miembro de los Renegados.

Antecedentes[]

Con la Última Batalla a las puertas, las fuerzas de la Sombra se movilizaron para dar caza a Mat Cauthon y Perrin Aybara y matarlos antes de que su influencia de ta'veren pudiera jugarse en contra suyo durante el enfrentamiento que determinaría el destino del propio Entramado. Moridin ordenó a Graendal que se asegurase de acabar con Perrin para poder perdonar sus anteriores fracasos, y para facilitar su labor le entregó un clavo de sueños, los servicios de Verdugo y un ejército de Engendros de la Sombra de los que poder servirse para barrer del mapa a su enemigo. Sabiendo que se jugaba todo con esta misión, Graendal centró todas sus fuerzas en acabar con Perrin y elaboró un complejo plan con el que pretendía cubrir cualquier eventualidad y asegurar que el ta'veren moriría y sus tropas serían aniquiladas.

A través de su red de espionaje, Graendal dio con el paradero de Perrin, quien en aquel entonces se encontraba de camino a Jehannah, la capital de Ghealdan, incapaz de usar el Viaje a consecuencia de la debilidad de sus Asha'man, que habían sido víctimas de burbujas malignas. Dispersando rumores, la Renegada disuadió a la vanguardia de las fuerzas de Perrin de escoger otro camino y de dirigirse en línea recta hacia el lugar donde iba a tenderle una trampa: unas ruinas de gran antigüedad entre las que se encontraba semienterrado un Portal de Piedra, con el que podría trasladar en cuestión de unos minutos a su ejército de Trollocs hasta allí. A fin de asegurarse de que Perrin se dirigiese a la trampa, Graendal dispuso el clavo de sueños sobre el emplazamiento del campamento del ta'veren en el Tel'aran'rhiod y encargó a Verdugo que lo custodiara. De esta forma, la Renegada se aseguraba de que Perrin y sus seguidores quedaran atrapados y no pudieran marcharse a Andor, una vez que los Asha'man recuperasen sus fuerzas. De paso, ante un enemigo tan formidable como Verdugo en el Mundo de los Sueños, siempre cabía la posibilidad de que Perrin muriese a sus manos si acudía a aquel lugar, algo que había empezado a hacer con frecuencia para mejorar su habilidad como Caminante de Sueños.

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Se cree que Graendal no contaba con la llegada de un nutrido contingente de Hijos de la Luz a la misma calzada de Jehannah, cortando el paso a Perrin, pero aun así la Renegada supo sacarle partido a la situación, adaptar su plan y mejorarlo. Perrin mantenía una amarga enemistad con los Hijos de la Luz desde que matase a dos de sus miembros en 998 NE en un stedding abandonado, por lo que todo apuntaba a que lo dos ejércitos acabarían trabándose en combate aun antes de llegar a la trampa tendida por Graendal. Ésta contaba con que Perrin y los suyos se alzarían con la victoria sobre los hombres dirigidos por Galad Damodred, pero acusarían numerosas bajas y estarían lo suficientemente fatigados como para ser cogidos por sorpresa por los Trollocs y ser aniquilados con una facilidad mayor.

Incluso si todos estos resortes no se activasen de la forma deseada, Graendal tenía listo un último ardid: entre los Capas Blancas había uno que habría de matar a Perrin en el momento en que no quedase otra alternativa.

La batalla[]

Luchando con Verdugo en el Sueño del Lobo Perrin da con el clavo de sueños y puede retirarlo y destruirlo, si bien a un alto precio, ya que en el enfrentamiento su némesis aniquila por completo a Saltador, el espíritu del lobo que le había estado ayudando y adiestrando a moverse en el Mundo de los Sueños. La pérdida de Saltador supone un duro golpe emocional para Perrin, que nada más despertarse acude a la forja y, con la colaboración de los encauzadores allí presentes, trae al mundo al fabuloso martillo Mah'alleinir, la primera Arma del Poder Único creada en más de tres mil años. Con este gesto y lo experimentado previamente luchando contra Verdugo, Perrin adquiere por fin la comprensión de que su obligación es asumir una posición de liderazgo sobre los suyos, a fin de poder protegerlos. El joven es consciente de la trampa que le ha tendido la Sombra y de que ha conseguido neutralizarla en el último momento gracias a haber destruido el clavo de sueños, con lo que sus fuerzas pueden marcharse a Andor a través de accesos.

El conflicto de Perrin con los Capas Blancas se ha solucionado, al menos parcialmente, después de que el ta'veren accediera a someterse a un juicio oficiado por Morgase Trakand y de que se acordara que se sometería al castigo que Galad determinase sólo una vez finalizada la Última Batalla. Por ello, a todos los subordinados de Perrin se sorprenden cuando él insiste en regresar a la calzada de Jehannah con todas las tropas esa misma noche, y creen que su propósito es atacar a los Hijos de la Luz. Siguiendo las indicaciones de Perrin, los Asha'man abren accesos que los sitúan sobre unas colinas que ofrecen una posición estratégica muy ventajosa, dominando el campamento de los Capas Blancas y las ruinas que se ciernen cerca suyo. Perrin mantiene a su lado a Faile Bashere, Berelain Paeron y Alliandre Kigarin, pero les solicita que se mantengan en la retaguardia cuando comience la lucha. Con ellos se encuentran los guerreros procedentes de Dos Ríos, Mayene y Ghealdan, así como millares de antiguos prisioneros de los Shaido y de refugiados que se han ido uniendo a ellos por el camino, y que más adelante serán conocidos como la Guardia del Lobo.

Perrin 14

Perrin forja Mah'alleinir

Los auténticos propósitos de Perrin quedan claros cuando, a la luz de la luna, comienza a atisbarse movimiento en las ruinas y miles de Trollocs comienzan a surgir de ellas. Entre ellos hay al menos una persona que encauza y se dedica a llevar a los Engendros de la Sombra hasta allí, seguramente mediante un Portal de Piedra, pero esta persona no toma parte en los combates posteriores. Perrin da la orden de ataque y de inmediato los arqueros de Dos Ríos, así como Asha'man, Aes Sedai y Sabias dirigen todas sus fuerzas hacia los Engendros de la Sombra, comenzando a diezmarles. La privilegiada posición que ha escogido Perrin resulta determinante para que, pese a la desventaja numérica, pueda destruir a los Trollocs sin que sufra bajas. Otro hecho que determina que en los primeros compases de la batalla sus efectivos permanezcan prácticamente ilesos es el hecho de que los Engendros de la Sombra se lanzan con todas sus fuerzas hacia el adversario más débil y menos preparado: los Hijos de la Luz.

Pese a ser noche cerrada, el ejército compuesto por los Capas Blancas y soldados amadicienses está despierto y listo para atacar, creyendo que Perrin ha resultado ser un Amigo Siniestro que se va a lanzar contra ellos a traición. Su sorpresa es mayúscula cuando las fuerzas de Perrin atacan la zona de las ruinas, de la que comienzan a salir Trollocs. A los ojos de Galad, el Capitán General de los Hijos de la Luz, este gesto resulta más que suficiente para confirmar que Perrin no es un Amigo Siniestro, pues resulta evidente que ha acudido en su auxilio ante lo que iba a ser una masacre segura. No obstante, los Hijos de la Luz son un blanco demasiado fácil para los Trollocs, no sólo por su posición y por contar con el factor sorpresa, sino porque es la primera vez que aquellos hombres luchan contra Engendros de la Sombra y el pánico se adueña de ellos, pese a los intentos de Galad y de sus lugartenientes de imponer el orden.

Perrin se percata de que los Hijos de la Luz serán masacrados si él no hace nada por impedirlo, por lo que ordena a sus tropas que abandonen la colina desde la que están obteniendo tan excelentes resultados y se lancen al ataque directo, ya que ésta es la única forma de conseguir que los Engendros de la Sombra distribuyan su atención y den un respiro a los Capas Blancas. Este gesto termina ganándose la completa admiración y la gratitud de Galad, con quien se reúne Perrin en el fragor de la batalla. El Capitán General de los Hijos de la Luz declara entonces que el castigo que impone a Perrin por matar a dos de sus hombres en el pasado será luchar por la Luz en la Última Batalla y aportar una suma de dinero a las familias de los fallecidos, algo que Perrin considera justo y a lo que accede de inmediato. Oyendo este intercambio de palabras, que suponen los cimientos de la insólita alianza entre Perrin y los Hijos de la Luz, Jaret Byar se lanza cegado por el odio sobre la espalda de Perrin, mas Dain Bornhald interviene y le salva la vida matando a Byar y recriminándole el haber atacado por la espalda a un hombre desprevenido. Con este gesto, parece claro que Byr es el Capa Blanca sometido a Graendal, pero esto no tiene por qué indicar que él era un Amigo Siniestro, sino que bien podría haber caído víctima de la Compulsión de la Renegada.

Consecuencias[]

Graendal9

Graendal

La Batalla en la calzada de Jehannah se prolongó durante toda la noche y finalizó poco antes del alba, pudiéndose apreciar entonces la magnitud completa del combate. El ejército de la Sombra, compuesto por cerca de cincuenta mil Trollocs, había sido destruido por completo, pero el resultado de la lucha hubiera sido radicalmente distinto de no ser por la providencial actuación de Perrin en apoyo de los Hijos de la Luz. Las bajas sufridas por los seguidores de Perrin fueron notables, pero mayores aún fueron las encajadas por los Capas Blancas, sobre todo aquéllas que fueron ocasionadas al inicio de la lucha, antes de que Perrin y sus seguidores abandonasen su ventajosa posición en las colinas. Se desconoce el número exacto de muertos entre las fuerzas de la Luz, más allá de que fueron varios miles, pero que aun así los Capas Blancas contaban aún con los soldados suficientes como para seguir conformando un ejército grande e independiente del resto de fuerzas allí presentes.

La consecuencia más inmediata y evidente de esta lucha fue la alianza entre Galad Damodred y Perrin Aybara. El Capitán General de los Hijos de la Luz supo apreciar el gesto de Perrin no sólo estableciendo una resolución simple al castigo dictado previamente por Morgase, sino que comprendió la importancia de luchar unidos frente a la Sombra y permitió que las Aes Sedai lo Curasen e hicieran lo propio con el resto de sus hombres, siempre que ellos lo consintieran. Aun a riesgo de enfrentarse a sus propios subordinados, Galad accedió a las demandas de Perrin de aceptar su liderazgo y supremacía aun sobre los propios Hijos de la Luz a cambio de poder Viajar con él y llegar a tiempo a la Última Batalla. Gracias a ello, los Capas Blancas se integraron dentro de la amalgama de fuerzas coordinada por Perrin, pudieron acudir a Campo de Merrilor y tomaron parte de las luchas que conformaron el Tarmon Gai'don bajo el estandarte de la Luz.

Perrin no sólo ganó un valioso aliado, sino que vio confirmadas sus dotes de liderazgo. Además de reforzar la profunda lealtad que ya sentían por él los hombres de Dos Ríos, su actuación despertó la admiración de los Aiel y afianzó su alianza con ghealdanos y mayenienses. Las personas que habían sido liberadas de los Shaido o se habían unido a ellos a lo largo del camino a Jehannah unieron íntimamente sus destinos al de Perrin y conformaron la Guardia del Lobo, concebida como el ejército personal y fiel del propio Perrin, con permiso de la gente de Dos Ríos.

Con respecto a la Sombra, la totalidad del peso de la derrota hubo de ser soportada por Graendal. El fracaso en todos y cada uno de los planes que había trazado para asegurarse la muerte de Perrin no fue aceptado por Moridin, y Shaidar Haran acudió a castigar a la Renegada. El terrible Myrddraal desoyó los ruegos de Graendal y los intentos de culpar de su tropiezo a Verdugo, y le reveló que sus actos a lo largo de los últimos meses habían provocado la caída de tres Renegados. Además de Asmodean y Aran'gar, Graendal había sido responsable de la caída de Mesaana, ya que la presencia del clavo de sueños en Tar Valon durante la lucha entre Perrin y Verdugo influyó en la derrota de la Renegada al enfrentarse a Egwene al'Vere y sus aliadas. Por estos fallos, Graendal fue dura y cruelmente castigada, y tras dar fin a su tortura, su espíritu fue transmigrado a un nuevo cuerpo, viejo y espantoso, y recibió una nueva identidad, la de Hessalam ("Sin Perdón", en la Antigua Lengua).

Resumen[]

Perrin Aybara + Hijos de la Luz La Sombra
Integrantes
Líderes destacados

-

Fuerzas
  • Miles de refugiados y antiguos mercenarios
  • 12.000 Hijos de la Luz (aprox.)
  • 5.000 soldados de Amadicia (aprox.)
  • 4.000 soldados de Dos Ríos (aprox.)
  • 900 soldados de Mayene
  • 1.000 soldados de Ghealdan
  • 6 Sabias
  • 20 Far Dareis Mai
  • 3 Aes Sedai
  • 2 Asha'man
  • Gaul
  • 50.000 Trollocs (aprox.), dirigidos por Myrddraal
Resultado

Bando victorioso

  • Miles de bajas, sobre todo entre los Hijos de la Luz y los amadicienses.
  • Galad accede a unirse a las fuerzas de Perrin.

Bando derrotado

  • Los Engendros de la Sombra son totalmente destruidos.
  • Graendal cae en la más absoluta desgracia ante el Oscuro.
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