La Rueda del Tiempo Wiki
Advertisement
Elmon Valda
Eamon Valda
Información cronológica
Primera aparición LGC 5
Última aparición ESDC 31
Última mención TDM 45
Información biográfica
Nombre completo Elmon Valda
Nacionalidad Desconocida
Nacimiento ca. 955 NE
Muerte 1000 NE
Información política
Título Capitán General de los Hijos de la Luz (VII - XI)
Afiliación Hijos de la Luz
Ocupación Capitán (I - VII)
Capitán general (VII - XI)
Descripción física
Género Hombre
Complexión Media
Estatura Media

Elmon Valda es un exitoso capitán de los Hijos de la Luz. De reconocido tesón y una mayor ambición, es visto por muchos como un valor emergente, que bien podría convertirse en el sucesor de Pedron Niall. En la versión original de las novelas, su nombre es Eamon Valda.

Apariencia[]

Pese a haber sido mencionado con cierta frecuencia y aparecer en más de una ocasión en los libros, apenas hay una somera descripción del aspecto de Valda. Es un hombre de mediana edad, estatura media y constitución también normal, ni muy delgado ni muy robusto. Su rostro es duro e inflexible, envuelto en un gesto constante de severidad.

Sinopsis[]

La Gran Cacería[]

Valda se encuentra a las órdenes de Geofram Bornhald, que ha sido enviado a Caemlyn para contribuir a desestabilizar la posición de la reina Morgase Trakand. Sin embargo, cuando la presencia de Bornhald es reclamada en Amador por el propio Capitán General Niall, Valda decide irse también de Caemlyn y seguir la comitiva real hasta las mismas puertas de Tar Valon, decidido como está a exponer a las Aes Sedai y a todos los que se alíen a ellas como Amigos Siniestros.

Cielo en llamas[]

A lo largo de los meses siguientes Valda y un importante destacamento de los Hijos de la Luz permanece acantonado en las proximidades de Tar Valon. Entre los hombres que tiene a su cargo se encuentra Dain Bornhald, el hijo de Geofram, y durante corto espacio de tiempo también acoge al joven Galad Damodred, hijastro de la reina Morgase, a quien ha conseguido ganar para la causa de los Hijos de la Luz después de darle su propia edición de El Camino de la Luz, de Lothair Mantelar. Valda es bien consciente de la importancia estratégica y política que gana su orden al permitir que Galad ingrese en sus filas, por lo que lo asciende con rapidez y lo envía de regreso a Amadicia como si fuera un preciado tesoro.

El Señor del Caos[]

Pedron Niall ordena el regreso de Elmon Valda y sus tropas a Amador, ya que necesita que todos los Hijos de la Luz se encuentren a su alcance en los planes a largo plazo que está desarrollando. Con lo que no cuenta el Capitán General de los Hijos de la Luz es que, tan pronto como Valda llega a la Fortaleza de la Luz, éste comienza a conspirar que Rhadam Asunawa, el Inquisidor Supremo. Valda está furioso por lo que él considera que es debilidad de Niall, ya que es partidario de un enfrentamiento frontal tanto con las Aes Sedai como con el Dragón Renacido. Debido a ello, presta oídos a Asunawa, hasta el punto de que sólo unas semanas más tardes se verán unos claros resultados a sus confabulaciones.

La Corona de Espadas[]

El complot sale a la luz cuando Pedron Niall es asesinado a traición por Abdel Omerna, quien sin lugar a dudas ha sido utilizado por Asunawa y Valda. En el mismo momento en que Niall se desploma en un charco de sangre, Valda irrumpe en la habitación y mata a Omerna, acusándole de traición. Justo después entra Asunawa, y los dos discuten qué hacer. Valda sabe que Asunawa es traicionero, por lo que ha ganado para su bando a los otros capitanes que podrían hacerle sombra, de tal forma que él será el único candidato de consenso para suceder a Niall como Capitán General de los Hijos de la Luz. Valda confirma a Asunawa su intención de luchar contra las Aes Sedai y el reino de Andor, aprovechando que la reina Morgase está ahora cautiva en la Fortaleza de la Luz, pero le advierte que no entregará a la monarca a los interrogadores hasta que no dominen Andor, y antes que eso han de ocuparse del Profeta del Dragón. Asunawa termina por acceder a regañadientes y Valda asume la máxima autoridad de la orden. Una de sus primeras medidas es expulsar a Sebban Balwer, el antiguo secretario de Niall, sin saber que en realidad era un hombre muy valioso, el auténtico jefe de la red de espías de los Hijos de la Luz.

Elmon Valda usa el miedo a Rhadam Asunawa y a sus métodos de tortura para atemorizar a Morgase y obligarla a que se someta, consienta en ser forzada y en mantener relaciones con él si no quiere caer en manos de los interrogadores. Valda disfruta enormemente con su posición de fuerza, pero ésta le dura bastante poco, ya que en cuestión de unas semanas los seanchan invaden Amadicia, justo cuando Valda se encuentra ausente en el norte, luchando contra el Profeta y sus Juramentados del Dragón.

El Corazón del Invierno[]

Icono HijosLuz.svg

Los seanchan derrotan a los Hijos de la Luz y al rey Ailron y anexionan el país. Valda y los suyos se ven forzados a retirarse tras sufrir una seria derrota en Jeramel. Dando por perdido el país y la misma Fortaleza de la Luz, Valda dirige a los suyos hacia el este, con la orden de replegarse y determinar qué pueden hacer frente a un enemigo tan marcadamente superior a ellos.

Encrucijada en el crepúsculo[]

Un mes después de haber perdido Amador, Valda camina entre las tiendas de su campamento en la zona septentrional de Amadicia, donde ha conseguido reunir a unos nueve mil hombres. Asunawa se encuentra con él antes de hablar con el resto del Consejo de los Ungidos, para discutir qué hacer. Asunawa está obsesionado con perseguir a las Aes Sedai, de las que corren rumores que se encuentran junto a un gran ejército en Murandy, pero finalmente acepta que él y Valda se embarquen en una arriesgada maniobra estratégica, que más adelante se revelará que era iniciar negociaciones con los seanchan de cara a una posible alianza.

Cuchillo de sueños[]

Galad Damodred acude a presencia de Valda y, con Asunawa y otros muchos altos cargos de la orden, le reta a un duelo de acuerdo a las costumbres de los Hijos de la Luz, al acusarle de haber violado y asesinado a Morgase Trakand, su madre adoptiva. Pese a las reticencias de Asunawa, Valda acepta el desafío, enfurecido y deseoso de dar al joven una lección por haberle puesto en evidencia. Como era de esperar, Elmon Valda es un contrincante feroz y de gran experiencia, un auténtico maestro espadachín que a punto está de acabar con la vida de Galad en más de una ocasión a lo largo de su lucha a muerte. No obstante, y contra todo pronóstico, al final es Galad quien se alza con la victoria, matando a Valda y convirtiéndose de esta forma en el nuevo Capitán General de los Hijos de la Luz.

Personalidad[]

Elmon Valda pertenece a la línea dura de los Hijos de la Luz, y como muchos de ellos, se muestra inmisericorde y cree que cualquier acusación realizada sobre una persona es cierta a no ser que ésta aporte pruebas convincentes para demostrar lo contrario. Niall lo consideraba una furia pero un hombre capacitado para desarrollar funciones de responsabilidad. No obstante, el anciano Capitán General también creía que Valda es demasiado impaciente, incapaz de hacer planes a largo plazo y demasiado enfocado a los resultados inmediatos, lo que le resta capacidad táctica y estrategia. Lo cierto es que Valda es un hombre temperamental, rápido en la ira y severo que se ha aprovechado siempre que se ha podido de su poder para infundir temor y miedo en los que tiene a su merced.

Poderes y habilidades[]

Maestro espadachín: Valda es considerado uno de los hombres más diestros en el manejo de la espada, y como tal tiene el derecho a portar el símbolo de la garza, después de que otros cinco maestros espadachines lo considerasen más que válido para ello, hace más de veinte años. Es rápido como una serpiente y muy habilidoso, pero su técnica presenta un punto débil que supo aprovechar Galad Damodred en su duelo a muerte con él. Esta debilidad no es otra que su tendencia a atacar hacia la izquierda, con la intención de hacer sangrar a su enemigo en vez de buscar un golpe letal desde el principio. Galad se dio cuenta de ello y, durante su lucha, le hizo creer que había perdido más sangre de la cuenta y que estaba fatigado, cuando aún tuvo tiempo suficiente para acabar con él y atravesarle en cuanto tuvo una apertura.

Advertisement