Silviana Brehon | |||
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Información cronológica | |||
Primera mención | CEL Prólogo | ||
Primera aparición | ECDD 25 | ||
Última aparición | URDL 37 | ||
Información biográfica | |||
Nombre completo | Silviana Brehon | ||
Nacionalidad | Desconocida | ||
Información política | |||
Título | Maestra de las Novicias (IV - XII) Guardiana de las Crónicas (XII - XIV) | ||
Rango | Aes Sedai | ||
Ajah | Ajah Rojo | ||
Afiliación | Torre Blanca (I - IV) Aes Sedai fieles a Elaida (IV - XII) Torre Blanca reunificada (XII - XIV) | ||
Ocupación | Maestra de las Novicias (IV - XII) Guardiana de las Crónicas (XII - XIV) | ||
Descripción física | |||
Género | Mujer | ||
Complexión | Fornida | ||
Estatura | Alta | ||
Pelo | Oscuro |
Silviana Brehon es una Aes Sedai del Ajah Rojo que es elegida Maestra de las Novicias por Elaida a'Roihan después de que ésta se convierta en la Sede Amyrlin, al comienzo del Cisma de la Torre Blanca. Silviana es una mujer de firmes ideas y un gran sentido de la responsabilidad que terminarán por convertirla en una de las personas más críticas con la difícil situación por la que atraviesan las Aes Sedai durante su escisión.
Apariencia[]
Silviana es una mujer alta y fornida, de rostro ancho y barbilla cuadrada, con un permanente gesto de decisión incrementado por sus grandes ojos, de mirada penetrante. Como es costumbre en su Ajah, el color rojo en diversas tonalidades es el principal protagonista en su atuendo, que por otra parte es de corte austero. Tiene el pelo oscuro, y lo lleva recogido en un apretado moño.
Sinopsis[]
La primera mención de Silviana se produce una vez que Elaida es Sede Amyrlin, después de que ella y otras Asentadas arrebataran el poder a Siuan Sanche, siguiendo un procedimiento que difícilmente se ajuste a la Ley de la Torre. Como resultado, se ha producido la división entre las Aes Sedai con dos tercios de las hermanas enfrentados entre sí y el tercio restante manteniéndose neutral y lo más lejos posible de Tar Valon. En la Torre Blanca, Elaida designa como nueva Maestra de las Novicias a Silviana Brehon, antigua compañera de Ajah y le encarga, entre otras tareas, asegurar la disciplina de las novicias y Aceptadas.
El Camino de Dagas[]
Conforme pasa el tiempo, Alviarin Freidhen, la Guardiana de las Crónicas de Elaida, asume cada vez más poder sin que el resto de las Aes Sedai sepa cuál es la causa de ello. Lo que ocurre en realidad es que Alviarin conoce los errores monumentales que ha cometido Elaida y la chantajea con revelarlos a la Antecámara de la Torre, con lo que tiene a la Amyrlin a su merced. La Guardiana de las Crónicas se regodea de este hecho y, cada vez que aprecia un intento de rebelión en Elaida, convoca a Silviana para que castigue a la Amyrlin, golpeándola con la misma o mayor dureza que hace con las novicias y las Aceptadas. Al no oponer resistencia Elaida a los deseos de Alviarin, la Maestra de las Novicias no tiene otra opción más que obedecer.
Encrucijada en el crepúsculo[]
La buena estrella de Alviarin se desvanece a consecuencia de su larga e inexplicable ausencia de la Torre Blanca, por un tiempo tan prolongado que le permite a Elaida recuperar una posición de fuerza y elegir una nueva Guardiana de las Crónicas, la Roja Tarna Feir. La Sede Amyrlin ya no tiene nada que temer de Alviarin, por lo que cuando ésta regresa creyendo que tiene todo bajo control, Elaida se venga de ella y ordena que acuda todos los días al despacho de Silviana a recibir castigos. En los últimos tiempos el carácter de Elaida se ha vuelto más autoritario e inestable, de modo que Silviana tiene con frecuencia que castigar a otras muchas Aes Sedai, pero es sin dudas Alviarin la que más ha de sufrir la penitencia, un hecho que no despierta la compasión de ninguna otra hermana en la Torre.
Cuchillo de sueños[]
La Sede Amyrlin de las Aes Sedai rebeldes, la joven Egwene al'Vere, ha sido capturada y llevada a la Torre. Elaida ha dictaminado que Egwene conserve la vida y sea degradada al rango de novicia, con lo que todas sus salidas de tono han de ser corregidas por Silviana. Nada más llegar a la Torre, la Maestra de las Novicias la recibe en su despacho y le advierte de todo esto, pero Egwene se mantiene firme y continúa afirmando que ella es la Amyrlin y que Elaida ha perdido toda su legitimidad al haber llevado a las Aes Sedai al borde de la ruptura al enfrentar a los Ajahs entre sí. Egwene comunica así mismo a Silviana que posee el Talento del Sueño y que, de acuerdo con la que ha soñado, la Torre Blanca será atacada en algún momento por los seanchan. Al contrario que las otras Aes Sedai, Silviana no se burla de Egwene ante esta afirmación, sino que la considera como una posibilidad y en algún momento llega a decírselo a Elaida, quien por otra parte hace caso omiso a la advertencia.
Los días siguientes, Egwene es enviada incontables ocasiones al despacho de Silviana por sus instructoras y otras Aes Sedai, ya que siempre que es preguntada ella mantiene que es la Sede Amyrlin en lugar de Elaida. Esta actitud, que muchas hermanas ven como un desafío de una muchacha necia y orgullosa a la Amyrlin, hace que Egwene en poco tiempo supere en número de visitas a la Maestra de las Novicias a Alviarin, y deba sufrir varios castigos corporales al día. La frecuencia es tan alta que Silviana se queja de perder demasiado tiempo disciplinando a Egwene y se asegura de que reciba la Curación antes de que vuelva a verla. Durante todas estas visitas, Egwene intenta razonar con Silviana y hacerle ver la tiránica actitud de Elaida, mas la Maestra de las Novicias no parece seguirle la corriente y se limita a cumplir con su función.
La tormenta[]
En una de sus visitas a Silviana, Egwene finalmente consigue llegar a adoptar la actitud de los Aiel de no callar ante el dolor y terminar riéndose de él como mejor método para afrontarlo. La Maestra de las Novicias, que desconoce esta costumbre, muestra una honda preocupación por Egwene, al creer que ha podido perder la cabeza después de tantas palizas. La muchacha hace ver a Silviana que su dolor no es nada comparado con el que sufre la Torre Blanca por la división a la que les ha conducido Elaida, y en las jornadas siguientes continúa llorando y riendo. Conforme pasan los días, cada vez son más las Aes Sedai que se muestran incómodas y confundidas por la extraña situación de Egwene, a la que no dudan en reconocerle cierto mérito. Silviana es una de estas mujeres y, pese a que no llega a criticar en un solo momento a Elaida ni el inhóspito clima de la Torre actual, alaba que Egwene continúe defendiendo su postura sin doblegarse y comenta que ha de luchar siempre por aquello que considere injusto.
La gota que termina colmando el vaso de Silviana se produce cuando Elaida da una brutal paliza a Egwene, llegando a utilizar contra ella el Poder Único en un ataque de furia al no reunir argumentos convincentes con los que enfrentarse a la joven. Mientras Egwene está recluida, Silviana se enfrenta a Elaida ante la Antecámara de la Torre y exige que la joven sea liberada de inmediato, ya que es prerrogativa de la Maestra de las Novicias decidir su castigo, y no duda en recriminar a Elaida sus actos. Ante la sorprendida mirada de todas las Aes Sedai presentes, la Amyrlin monta en cólera y ordena que Silviana sea detenida y ejecutada, con lo que la poca unión que aún quedaba en la Torre Blanca termina por estallar. Este escándalo sacude al Ajah Rojo, hasta entonces prácticamente el único apoyo de Elaida, y son muchas las hermanas Rojas, así como las de otros Ajahs, las que defienden a Silviana, por ser la más valiente e íntegra de las mujeres que hay en aquellos momentos en la Torre, al no dudar en enfrentarse a la Sede Amyrlin aun a sabiendas de los posibles resultados.
Silviana continúa encerrada en su celda aun después de que Egwene se reponga, y ahí sigue cuando la Torre Blanca es atacada por los seanchan y Elaida es capturada. La Roja no es liberada hasta que Egwene es elegida Sede Amyrlin de la Torre por fin reunificada y exige que sea llevada a su presencia cuanto antes. Algunas personas creen que Egwene se propone hacer pagar a Silviana por los castigos sufridos mientras era prisionera de Elaida, pero en realidad lo que desea es nombrarla su Guardiana de las Crónicas, reconociendo su comportamiento consecuente y honesto aun en los peores momentos de la escisión de la Torre. Con este inesperada gesto Egwene contribuye en gran medida a favorecer a la reconciliación, al tender su mano al Ajah Rojo y no dejarle caer tras la desaparición de Elaida y el regreso del Ajah Azul y las rebeldes a Tar Valon. Ya en sus primeros días Silviana demuestra ser una Guardiana de las Crónicas mucho más eficaz que la anterior que tuvo Egwene, Sheriam Bayanar, y le entrega todo tipo de informes sobre los seanchan y la purga del Ajah Negro. Juntas, Egwene y Silviana contemplan con recogimiento y esperanza el rayo de sol que ilumina el Monte del Dragón en el mismo momento en que se produce la Epifanía del Dragón.
Torres de Medianoche[]
La Guardiana de las Crónicas acude a toda prisa a los aposentos de Egwene a anunciarle que el mismísimo Dragon Renacido, Rand al'Thor, ha acudido a verla. A continuación Silviana es una de las personas que presencian la discusión entre Egwene y Rand, mas nadie aparte es capaz de despegar los labios debido al poderoso efecto ta'veren de Rand. Ante los deseos de Rand de romper los sellos de la prisión del Oscuro y la tajante negativa de Egwene a este respecto, los dos acuerdan citarse en el plazo de un mes en Campo de Merrilor, con lo que la Amyrlin se moviliza y empieza a escribir a otros gobernantes y dirigentes para que la apoyen y hagan un frente unido contra Rand. La Última Batalla es inminente, mas algunas Aes Sedai se empeñan en actuar por su propia cuenta y de acuerdo a sus propios intereses, y ciertas Asentadas convocan a la Antecámara sin avisar a otras ni tampoco Egwene. Silviana acude a toda prisa a ver a la Amyrlin y comunicárselo, con lo que las dos tienen tiempo para presentarse en la reunión y, allí, Egwene obtiene una gran victoria personal al exigir una regulación de las asambleas que impida nuevos conflictos y divisiones en la Torre Blanca.
Silviana también ha de ocuparse de otros asuntos más mundanos, como el tener que encararse con Gawyn Trakand, con quien no parece llevarse nada bien pese a que Egwene y él estén enamorados. A raíz de una discusión de la pareja, Gawyn parte a Caemlyn a ver a su hermana Elayne. Egwene le pide a Silviana que le escriba una carta a Gawyn ordenándole que vuelva cuanto antes a Tar Valon, pero la Guardiana de las Crónicas es dura en su misiva y con sus palabras mantiene el enfado del joven un tiempo más. Sólo cuando Gawyn comprende que sus sentimientos hacia Egwene están por encima de cualquier cosa, incluidos sus antiguos sueños de ser un héroe y líder militar, decide volver a la Torre Blanca y la salva de unos temibles asesinos seanchan mientras ella está combatiendo en el Mundo de los Sueños. Al despertarse, Egwene comprende lo que ha ocurrido en su habitación y vincula a Gawyn, con lo que éste comienza a pasar tanto tiempo con ella, o más, que Silviana.
Un recuerdo de Luz[]
Además de Gawyn, Egwene elige a otras cuatro personas que la han de acompañar como parte de la embajada de la Torre Blanca en el encuentro que va a mantener con el Dragón Renacido y con el resto de gobernantes de las Tierras Occidentales, salvo los seanchan. A fin de evitar tensiones innecesarias entre las dos facciones que surgieron en la escisión de la Torre, la Amyrlin decide que acudan dos hermanas de cada uno de los antiguos grupos, seleccionando para ello a Silviana, Saerin Asnobar, Lelaine Akashi y Romanda Cassin. La comitiva toma parte activa en la asamblea pero sólo llega a buen término gracias a la inesperada aparición de Moraine Damodred, que impide un absurdo conflicto interno por las diferentes posiciones de Rand y de Egwene. La reunión finaliza con la firma de la Paz del Dragón y las primeras tomas de decisiones de cara al Tarmon Gai'don. Según lo acordado entonces, la Torre Blanca tomará un papel preponderante a las órdenes de Gareth Bryne en el frente de Kandor, donde habrán de contener y reducir en la medida de lo posible el enorme ejército de Engendros de la Sombra que está reduciendo a cenizas el reino fronterizo.
La Guardiana de las Crónicas participa en la Última Batalla como mano derecha de Egwene y permanece prácticamente en todo momento a su lado, de forma muy semejante a Gawyn. Su cercanía es tal que Silviana llega a oficiar en privado el matrimonio entre Gawyn y Egwene, y aunque no llega a tolerar del todo al Guardián, la Roja no tiene más remedio que aceptar su presencia. Su lealtad hacia Egwene es digna de mención, ya que en el momento en que la Amyrlin percibe con horror que Gawyn está muriendo, en el clímax de la Batalla de Campo de Merrilor, Silviana llega a ofrecerse como depositaria del vínculo, sabiendo el tremendo golpe que le supondrá esto pero comprendiendo que será muy difícil que la Sede Amyrlin pueda ejercer sus funciones y a la vez afrontar tal pérdida. Egwene rechaza la idea de Silviana y sufre ella misma la muerte de Gawyn, influyendo directamente en su posterior sacrificio heroico. A partir de entonces no se vuelve a saber nada de Silviana, por lo que se ignora si ha sobrevivido al Tarmon Gai'don y el impacto que ha tenido en ella la muerte de la Amyrlin.
Personalidad[]
En sus primeras apariciones Silviana ya es presentada como una mujer muy estricta y severa, justa pero a un mismo tiempo dura. Como Maestra de las Novicias recurre a los castigos corporales con más frecuencia que Sheriam, su antecesora en el cargo, y llega también a ocuparse de las propias Aes Sedai, algo que no se había hecho con anterioridad pero que Elaida convierte en costumbre. Según se dice, el elevado sentido de la responsabilidad de Silviana hizo que se tomara los castigos de las Aes Sedai como algo mucho más serio que los de las novicias y las Aceptadas, siendo totalmente inclemente si la ocasión lo merecía. Como la inmensa mayoría de las hermanas Rojas, Silviana no confía en los hombres, y esto queda reforzado por la suspicacia con la que siempre trata a Gawyn. No obstante, lo que está claro es que es una mujer firme, leal e íntegra como pocas, como demostró enfrentándose a Elaida aun sabiendo a lo que se arriesgaba. Pese a la divergencia de opiniones que tiene con Egwene en varios puntos claves, es una de sus seguidoras más fieles, y ella confía plenamente en ella.